domingo, 11 de septiembre de 2011

¿Por qué habría de sorprenderme?

Tengo un hábito que no sé si es el más común entre los hombres de la comunidad homosexual uruguaya. 2X3 entro a estas páginas de "ruleta" en las que hay hombres masturbándose frente a sus webcam y se pueden ver entre sí. Hay que admitir que es mejor que mirar pornografía. Se siente más cercano. Incluso llega a ser tan real que es como el sexo con desconocidos. Son palabras, promesas en el momento. Y ni bien se termina existe alguna excusa por la que se tienen que ir.

Nunca y digo NUNCA me sucedió que alguien se quisiera quedar a hablar después, a conocerse. Con el tiempo aprendí a no esperar nada de alguien que se para en frente a su webcam a autosatisfacerse sabiendo que alguien se excita con él. Es tan real. Cada día que pasa espero menos de los hombres que conozco, espero menos romance, menos sentimiento. En definitiva somos hombres y lo que nos interesa es el sexo. Esta es una de esas cosas en la vida en las que quiero estar equivocado. Quiero desear que no sea así. Que exista alguien que me demuestre que en realidad es mentira, que existe el amor detrás del acto sexual. Poco a poco, paso a paso yo me transformo en uno más de esos hombres que no esperan el amor. Me pregunto si llegará un día en el que aparezca ese alguien que quiera que lo quiera y yo no me daré cuenta. Porque estaré pensando solo en sexo. Si es así entonces me arrepentiría de todo este camino que recorro. Pero ¿Qué más puedo hacer? Eso de sentarse a esperar el hombre perfecto no me va. Me niego a ser esa persona que vive en una tierra de fantasías. Aceptar quien soy, lo que tengo. Y hacer lo mejor que pueda a partir de eso. Y si mañana me convierto en un desalmado por esto. Pues, no sabía hacerlo de otra forma.

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